12 de diciembre de 2009

en la lugones la onda es de killer total

despacio o de de a golpe, eso ya no importa, me decido a escribir para mi pero también, por tercera vez, creo?, para él. el porque me da la primera línea, quizás la intención, la búsqueda en la escritura. y si, la teoría era válida: es directamente proporcional, diría matemático el asunto. cuando uno se atreve a la aventura de la incursión, queda atrapado – cómo salir de esa manía- en el espacio del nunca jamás quisiera saber una sola palabra de "eso". aterrador. como uno se va alejando grados de esa realidad de ilusiones que había creado y va cayendo, como chorlito, en la realidad de las realidades. entonces, ya como cometa, se desea despegar lo antes posible, con éxito aéreo y destino asegurado. qué vida la del astronauta, che! ella perfecta. con la onda killer total: un atuendo ni muy muy ni tan tan, un peinado fuera de moda, con la ayuda del viento en la caminata rápida, la desorientación hecha gesto. perfecta para una cita planificada roboticamente. ensayada mentalmente. el hall lo conoce de memoria pero lo mira asombrada, casi como pérdida en un lugar totalmente ajeno. parte del plan? puro nervio, creo. ese miedo de película de amor, de miedo, de suspenso. y de golpe, sus ojos se chocan con ese color verde que tanto le gusta y se remonta, en secreto, al recuerdo de aquel cinturón que había traído la amiga de la madre de UK, muy a la moda en los tardíos 80's. ese casi verde fluo, ahora en un sweater. el de él. y vienen, rápida y fugazmente, los recuerdos de rings con la hermana mayor que no paraba de buscar la oportunidad para robarlo aunque fuera sólo un minuto y salir a cancherear. sale del ese pensamiento casi cosmético y recuerda que safo porque le había dejado unas líneas que anticipaban, al tiempo que le aseguraban, la salvación; ella sería la mudita de las telenovelas y él estaba al mando de cualquier discurso. en el fondo ella intuía buenos manejos de discursos por parte del chico del sweater verde. una suerte de joven mezcla de inteligente, discreto, curiozón, investigador de la historia de las historias. no se equivocaba. faltaban sólo cinco minutos para la película de la excusa. no era tan grave, no? no pude con la emoción y, como lo hago siempre, te dije todo por segunda vez: "no hablo en situaciones de este tipo, te lo dejé saber en un mail. llegare tarde pero sólo cinco minutos". el film paso sin pena ni gloria. por suerte la ubicación era la de siempre y el blanco y negro japonés lograron que los 97 minutos que restaban se apreciaran de manera natural. luego, se sabía, venía lo peor. romper el silencio. hablar. dialogar. intercambiar y, como señorita, quedar bien parada: caminar naturalmente para el lado correcto, decir lo justo, ser fiel a lo prometido en los mensajes de la tarde. lo más importante, que la mirada de él sobre vos no supere tus capacidades de respuestas masomenos rápidas. el era una luz y ella ya lo sabía. la elección del bar fue lo mejor de la noche. robo y todo incluído. mucho hambre. no tanto como esas ganas de saltar la mesa que nos separa y decirte, ya muy cerca, que te quiero aun más cerca porque tu perfume es adorable. justo en ese momento comienzan las confesiones y la líbido se va, así grotescamente, al carajo. al carajo, teniendo en cuenta el plan de acercar la mesa que los separaba hasta la del robo y, ubicarse con cara de manga y algo de amelie, entre o sobre tus piernas. la libido ya ubicada en el debate, hizo transcurrir la noche de manera medio desorganizada. ahora que lo miro de manera retrospectiva, podría decir, que ambos teníamos el debate a flor de piel y eso, a la larga hace caer, cuando no hay mucho conocimiento del otro, en confusiones que no logro entender muy bien. pobre ilusa. ella quería viajar con él y saber de que iba esa actividad que, ya no tan secretamente, él esperaba con unas ansias que daban envidia. terminamos hablando de cuba. se me viene a la mente, de manera vergonzosa (era tan inocente) lo que yo le decía a edmundo aray en el hall de un hotel de la avenida 9 de julio.

ps: si me vas a empezar a gustar no me hables de política. habladme de amor. mentidme.

No hay comentarios: